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Emely

Yo era una típica adolescente normal, con una familia que quería mucho. Pero, hasta aquel día donde mi hermana pequeña desapareció nada volvió a ser como antes, lo que pasó es que yo estaba a cargo de mi hermana pequeña en una acampada por su cumple y mi madre estaba intentando armar las tiendas de acampar.

- Mamá ¿Podemos yo y mi hermana ir a explorar el bosque?- Preguntó ella. Ella no nos hizo caso, por estar tan concentrada en armar la tienda, entonces, aprovechamos y fuimos sin que ella nos viera. Mala idea, porque tan solo en un abrir y cerrar de ojos mi hermana ya no estaba a mi lado, era como si ella hubiese desaparecido de todo el planeta. En medio de mi desesperación, empecé a gritar su nombre. - ¡Emely! ¡Emely! -Grité intentado escuchar un sonido de respuesta. aun así, no la tuve. Pensé que mejor le dijera a mi madre, para que supiera y me ayudara a buscarla, pero ella reacciono de una diferente manera a la que yo me esperaba. Me empezó a gritar diciendo cosas como: “¿¡Por qué salisteis sin mi permiso!?” o “¡Eres la hermana mayor, deberías haberla vigilado!” Yo simplemente estaba callada si decir nada, yo solo esperaba a que parase de regañarme y empezase a ayudarme a buscarla ¡a saber que andaba haciendo ella en el bosque sola! Eso sucedió el 1 de febrero y han pasado 3 meses desde eso, ella sigue sin aparecer. mi madre dejó de ser cariñosa conmigo porque me culpa de su desaparición, de su hija más amada, y ni me habla, por eso empecé a ser independiente, sin la ayuda de mi madre. Pero desde ese suceso por la noche no paro de escuchar voces similares a las de Emely, siempre pensé que eran los vecinos, ya que vivíamos en un piso, pero cada vez se hacían más altas y estaban más cerca, hasta el punto de que las llegase a escuchar susurros en mi oído. La mayoría de veces decían: “Soy yo” o “Sigo aquí”, entre muchas otras cosas más, pero yo solo quería que se callasen y me dejasen en paz. Un día, una voz me dijo que fuera al bosque, a un tipo de ruta que me llevará donde estaba mi hermana, y yo ya cansada de oírlas, cogí mis cosas necesarias y me fui de casa esperando que si hacía eso, esas voces me dejarían. Grave error, porque justo andando por el bosque algo o alguien hizo que me desmayara y despertara en el mismo lugar en donde me desmayé, pero con esta vez parecía que todo el bosque era infinito, como si fuese un laberinto en donde estaba yo ahora, sin salida alguna, y con las voces, aún atormentándome. Stella

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