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Diario de un ratón en la Antártida.

12-12-2030

QUERIDO DIARIO:

Hoy he cogido ese famoso vuelo a la Antártida, ¡sí, ese que estaba esperando! Cuándo llegué al campamento, ¡me dieron todo tipo de quesos! ¿Recuerdas ese queso multicolor azul, rosa y violeta? ¡Pues ahí estaba! Después, nos llevaron a un lugar muy extraño, nos mandaron poner unas botas o algo así. Al cabo de un rato, nos empezamos a elevar, ya sabes, como esas cosas que había en el Ratonparque que te elevaban con agua. Bueno, a partir de ahí empezó la simulación de un aurora boreal. Bueno, yo paro ya de comentarte mi día que si no no podré dormir con los nervios.

UN SALUDO,

PEDRO


13-12-2030

QUERIDO DIARIO:

Hoy cuando me desperté vinieron a recogerme para ir a un lugar impresionante. No me habían dicho nada, de hecho fue tan improvisado que ni siquiera me dio tiempo a ponerme el equipamiento de la nieve.

Bueno, lo dicho, que todo fue tan rápido como a la velocidad que va la luz. De ahí a un rato nos avisaron de que no hacía falta el traje de nieve. Yo suspiré de alegría, claro, si no quería quedar como un cubito de hielo. Una vez allí nos dieron unos trajes de esos que abres lo brazos y te salen una especie de alas. Después nos subieron a una avioneta de 10 persnas pero resulta que ¡éramos 30!

UN SALUDO,

PEDRO

14-12-2030


QUERIDO DIARIO:

Bueno, debido a un pequeño problemilla, ayer tuve que parar de escribir. Resumiré lo que pasó: mi traje estaba saboteado, es decir, cuando salté el traje se fue a otro lado lo que implicó que me he perdido en la Antártida. Lo único que tengo es un libro (el diario) y un lápiz.

Me he refugiado en una cueva que parecía estar a una temperatura adecuada para un ratón. Allí encontre a un ser vivo muy extraño que me cogió y me metió en un cubo de barras, o algo así. No era una jaula, ¡salían rayos! De ahí me llevaron a una especie de lugar, parecía una casa pero estaba recubierta de una tela la cual estaba sujeta por barillas.

UN SALUDO,

PEDRO


15-12-2030

QUERIDO DIARIO:

Yo intenté escapar y al final escapé. Cogí uno de sus barcos y empecé a navegar, ¡tenía que escapar! Después de salir de ahí, empecé a dirigirme a mi casa. Por el camino me encontré desde tiburones a ballenas.

Cuando llegué a casa, llamé a la policía ratona pero resulta que me dijeron que estamos aislados durante un tiempo, en concreto hasta que se muden los humanos.

UN SALUDO,

PEDRO

Adrián 1º ESO B

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