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DIARIO DEL RATÓN RATOLETE

14-01-2021

Querido diario:


Me llamo Ratolete Quesández y soy un ratón joven y pequeño. Voy al colegio Quesería de Ratones y allí aprendemos todo lo que saben hacer los ratones comunes. Otra cosa son los ratones de campo, que van a otra escuela para prender los labores de la granja, y los ratones de playa, que aprenden las normas de ese sitio lleno de arena y cómo se comportan los humanos en ella.


Creo que ahora toca hablar de mi día. Los diarios son así, para hablar de lo que haces, es como un Whatsapp pero en una libreta. Técnicamente no estás hablando con nadie, pero esa es la impresión que tengo. En fin, Quesería de Ratones es un sitio gigantesco y casi todos los días me pierdo en ese lugar situado debajo de la alfombra de una casa. Hoy llegué a mi primera clase a tiempo por los pelos, aunque era mi favorita: caza vegetariana. Allí también van mis dos mejores amigos, Colarga y Quesita. Me senté en mi sitio junto a ellos y empezó la clase. Aprendimos que un humano con un tallo o una fruta puede correr, pero no escapar. Si piensas de esa manera, te será más fácil atrapar tu objetivo. Yo nunca había pensado de esa manera, porque normalmente son mis padres los que buscan comida.


Tuvimos varias clases más, hasta que llegó la hora de merendar. Yo creo que esa es la asignatura que mejor se me da, porque en tres minutos me acabé mi estofado de semillas y setas. Y después de esperar a Quesita (que come muy, muy, muy despacio) nos fuimos de la alfombra y recorrimos nuestro camino habitual para llegar a casa. Pero entonces, lo vi. Voy a parar de escribir porque me duelen las patas. Mañana te cuento. ¡Hasta mañana!



15-01-2021

Querido diario:


Lo que vi ayer era impresionante: parecía un portal viviente, aunque estaba seguro de que no lo era. Iluminaba el bosque con sus dos ojos amarillos y resplandecía en un color rojo e intenso, con dos alas pegadas a su cabeza. Menos mal que nos encontró la madre de Colarga. No quería descubrir si esa cosa era mala o no.


Ahora mismo estoy en mi cueva, un sitio cómodo y hogareño, mientras escribo aquí. Tengo la tentación enorme de ir al bosque otra vez a saber de una vez por todas lo que era ese bicho rojo. Después de analizar durante unos minutos los pros y contras, tomé una decisión. Me aproximé a mi ventana y salté. Aterricé de espaldas a mi jardín, pero rápidamente me volví a levantar. Salté la valla de mi cueva y, con un trozo de mozarella en mis dos patas delanteras, corrí hasta llegar al bosque. Me di cuenta de que ya me había comido el queso y me maldije. Quería guardarlo por si acaso me comía la cosa roja. Pero, extrañamente, no la encontraba. Esperando que apareciese de la nada, caminé durante un buen rato y, cuando menos me lo esperaba, la cosa estaba junto delante de mi naricilla negra. Era espeluznante y eché a correr hacia ninguna parte. Entonces, me encontré con un humano con un tipo de llave. Pulsó un botón y el monstruo rojo emitió un ruido como los que oigo por la calle de camino a mi cueva. Sus "ojos" soltaron un destello amarillo durante unos segundos, hasta que se apagó y la persona esa soltó un suspiro. Decidí volver a casa. Ya exploraré eso más tarde.


Siempre tuyo,

Ratolete




16-01-2021

Querido diario:


Hoy después de clase decidí embarcarme en esta aventura tan grande. El humano del coche (eso es la cosa roja) ya no estaba ahí, aunque oía un ruido desde el vehículo. Eran como voces, grititos y risas. Me subí al coche y miré el parabrisas y no entendí en absoluto lo que vi. Sonaba una música horrorosa y las dos personas que se situaban en el coche estaban... ¿cómo lo puedo decir...? demasiado pegados.


Corrí de allí para dejarlos en paz y me encontré con la suegra de mi tía (no me preguntéis su nombre, no lo sé). Me llevó a la cueva por la oreja y mis padres me encerraron en la habitación. No me importaba mucho, porque tenía allí la Ratstation y cantidad de comida, era como el paraíso. Estaba ahí tan pancho y no sabía lo que me iba a pasar mañana, que cambiaría mi vida para siempre.


Tu amigo ratonil,

Ratolete


17- 01-2021

Querido diario:


Esta es oficialmente mi última entrada, porque estoy tan intensamente traumatizado que quiero quemar este diario de @#&%"! antes de que vomite encima de mí mismo. Pero, para despedirme de ti, voy a explicarte la @#&%"! de vida que tengo.

No te dije que estaba enamorado de Quesita, ¿no? Pues sí, es tan guapa, tan calladita, tan divertida, tan, tan... No sé. Pensé que era el día perfecto para declarar mi amor por ella, pero quería encontrar el mejor momento, así, a solas, muy cerca, como los humanos del coche (no tengo ni idea de lo que estaban haciendo, pero parecían enamorados y felices).


Así que después de salir del instituto, como Colarga estaba enfermo y estábamos los dos a solas, pensé que era el instante perfecto para desahogarme. Agarré a Quesita de la mano y le dije, a su sorpresa, que la quería, que la amaba con locura, que los ratones pueden tener sentimientos también, que quería salir con ella, que quería tener sus ratoncillos... Bueno, creo que me pasé un poco, peor podía estar. Y ella... potó su estofado de cheddar encima de mi asombroso uniforme . La odiaba tanto, tantísimo en ese momento, con lo que tenía que gastar de mi paga... Ahora que ya sabes lo que pasó, pienso mudarme de casa a otro país. Vas a arder en llamas.


Te quiero mucho, mucho, mucho,

Ratonete

Victoria 1º ESO A

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