Diario de un ratón policía.
- 1º ESO IES Pedra da Auga
- 30 ene 2021
- 4 Min. de lectura
17 de marzo del 2035
Querido diario ratonil:
Hoy me levanté con la pierna derecha, suerte que no fue con la izquierda. Después fui a ver a Samanta y a Miguel, ya que gracias a un experimento puedo, a pesar de mi tamaño, hacer lo mismo que los humanos.
Hoy, de desayuno, me pusieron queso untado en un cachito de pan: mi plato favorito. Un rato más tarde, fui a mi habitación para ponerme mi traje e ir a mi trabajo; por cierto, ¡soy el mejor inspector de New York! Cuando llegué a mi comisaría, en la avenida 13, cogí un café de mi cafetera especial para ratones y llegué a mi diminuto (a vista de humanos) pero acogedor despacho, justo al lado de la oficina del jefe, para que no tenga que andar tanto y para que no me pisen.
Cuando entró el jefe, que se llama César, me dio un caso muy importante de la mafia brasileña, una mafia emergente en estos años. Le dije que me lo pensaría y me fui a resolver el único caso que aún no resolví, cosa que es bastante raro.
Me avisaron de que las personas que investigaba dieron un golpe en el banco donde mis cuidadores metían el dinero; entonces me preparé, cogía mi pistola (que era pequeña pero letal), mi pequeño arpón, que utilizo para subir al cuerpo del criminal, unas gafas de visión térmicas, unas granadas de humo y, lo más importante, unas gafas de sol, porque soy la pera limonera. Cuando salí de la comisaría, me monté en mi Ferrari, cogí el mando y fui rápidamente al banco a detener a los malhechores.
Cuando llegué, los criminales salían con bolsas con mucho dinero, así que utilicé mi arma secreta, tiré mis bombas de humo y me puse las gafas de visión térmica. El siguiente paso fue coger mi arpón para después neutralizar a mis enemigos con mi pistola.
Luego, los agentes se llevaron a los atracadores para procesarlos y que fuesen a la cárcel.
Cuando llegué a casa, mis dueños ya me habían preparado la cena, justo me dieron lo que yo quería de cena: unos rollitos de queso rellenos de tabasco. Exacto, ¡soy un ratón de lo más picante!
Después, me fui para cama feliz sin saber lo que me iba a pasar.

18 de marzo del 2035
Querido diario ratonil:
Hoy, me levanté con la pierna izquierda, cosa que es mala señal y lo supe porque mis cuidadores (Samanta y Miguel) estaban con cara triste y me contaron que tenían que ir al funeral de la madre de Miguel; entonces, aprovechando el día libre, me tumbé en mi pequeño sofá a jugar a la play al GTA5 mientras me tomaba unas palomitas. La verdad es que me vicié tanto que no me di cuenta de que era la hora de comer. Me preparé un bocata de queso junto con unas lonchas de tocino con chorro de tabasco, el ingrediente estrella del bocata.
Por la tarde, me dediqué a limpiar mi habitación. Terminé a media tarde, cuando me di cuenta de que a esta hora mis dueños tendrían que estar en casa entonces agarré mi teléfono fijo (tamaño pequeño, evidentemente) y me contestó una voz muy siniestra que decía: “Hemos secuestrado a tus dueños, si quieres rescatarlos tienes que venir a Brasil al restaurante Cabaña lujosa. Ven solo. ¡Ah!, y una última cosa, tiene que ser el 20 de marzo a las 21:00”.
Después me tomé una loncha de queso y me fui para mi cama.
19 de marzo del 2035
Querido diario ratonil:
Hoy me levanté con los dos pies a la vez por el miedo que tengo a no volver a ver a mis dueños. Para desayunar, me tomé una tostada de queso con tabasco y me preparé para ir a Brasil. Me puse rumbo al aeropuerto y fui al vuelo que salía de primero. Durante el vuelo, como me aburría mucho, me puse a ver Bob Esponja en el móvil (cómo no, un clásico). Cuando llegué a Brasil, alquilé una habitación en un motel de 2 estrellas, vamos, una especie de casa destartalada (con mi dinero, era la única opción). Como vi que ya era de noche, cené tres lonchas de queso, lo único decente a parte del colchón y después me dormí.
20 de marzo del 2035
Querido diario ratonil:
Me levanté con la pierna derecha, cosa que me dio una alegría porque significa que todo va a salir bien. Desayuné dos lonchas de queso en un cacho de pan y, ya que estaba, hice un poco de turismo; tengo que decir que Brasil tiene mucho estilo: está el Cristo Redentor, el Pan de Azúcar o el Cerro del Corcovado.
Después, volví al motel para comer. Derretí el queso, luego disfruté ese delicioso queso fundido y me eché la siesta.
Me quedé "sopa" y tardé en despertarme; cuando me di cuenta, eran las 20:00 y me puse en marcha al restaurante. Al entrar, unos camareros, me imagino los ayudantes del secuestrador, me llevaron a la sala premium y vi a mis cuidadores atados a las sillas junto a una persona muy grande que me dijo lo siguiente: “Te estaba esperando, siéntate y hablemos”. Yo obedecí y me senté frente a él. Lo que dijo después fue: “Si quieres salvar a tus dueños tienes que meter este USB en tu ordenador y después llamar a este teléfono 387902510”. Lo siguiente que le dije fue “¿Que pasaría si no lo hiciera?. "Que morirán", continuó. En ese momento cogí mi pistola y disparé a quien secuestró a mis dueños mientras soltaba unas granadas de humo. Después, con mi arpón fui a desatar a mis cuidadores y escapamos de allí.
Volvimos a New York y nos fuimos a la cama sin saber qué iba a pasar el día de mañana.
Mario 1º ESO B
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