Sábado, 10 de enero 2647
Querido diario:
Hola, soy Gregorio y tengo 2 años ratoniles. Hoy acabo de entrar a la academia de FBI de ratones, después de tantas veces volviendo a pagar para intentarlo de nuevo, por fin entré. Ahora os voy a contar la historia de cómo conseguí entrar a lo que parecía imposible.
Estaba tranquilo en el salón de mi piso, con mi queso, mi sillón y viendo la tele, hasta que de repente escuché cÓmo alguien llamaba a la puerta de mi casa. Cuando abrí la puerta, vi que se trataba de un ratón alto y musculoso.
-Hola, señor Gregorio- dijo con una voz muy ronca.
-Hola, ¿qué quiere?- le pregunté.
-Vengo a comunicarle que ha entrado a la Academia de FBI ratonil- me respondió.
En ese momento me puse muy feliz, ya que después de tantos intentos, por fin lo había logrado.
-La primera clase empezará el miércoles, vaya preparándose señor-, dijo.
Después de eso, no me dejó decirle adiós ni hasta luego ni nada, sino que cerró la puerta y se fue.
Ese fue el día en el que entré a la academia.
Gregorio
Domingo, 11 de enero de 2647
Querido diario:
Hoy me desperté justo a las 7:18 con 27,354 segundos (no preguntéis). Me fui a la cocina a tomarme mi leche con galletas de queso que había comprado ayer, estaban riquísimas.
Cuando acabé, fui a lavarme los dientes, me vestí como un deportista y fui al gimnasio a prepararme para mañana ir a la academia y llegar fuerte.
Estuve 3 horas en el gimnasio y llegué a casa agotado, ya eran las 2 de la tarde, ya tenía que ir a comer, pero como hoy me daba una pereza increíble hacer la comida, me comí un aperitivo típico de mi ciudad: queso individual.
Más tarde, cuando acabé de comer, me dirigí al sofá para ver la tele, pero con el cansancio que tenía no aguanté y me dormí.
Me desperté sobresaltado por un ruido muy fuerte, que hizo que retumbara todo mi piso y probablemente todo el edificio. Me levanté y fui a ver qué era. Cuando descubrí qué era, me sorprendí, ¡era un ratón con un pasamontañas, un ladrón! Él se arrastró por el suelo, consiguiendo escapar de mi cuarto (que es donde estaba él) dirigiéndose hacia la puerta principal, yo corrí detrás de él. Antes de que saliera conseguí cogerlo por una pierna, haciendo que se cayera. Me abalancé hacia el tipo y le conseguí quitar la máscara, era un ratón con una cara muy fina y bigotes muy grandes, me di cuenta de que en la parte superior izquierda del ojo tenía una mancha de color verde con una poco de negro.
Mientras estaba analizando al tipo, escuché unos aplausos detrás mía, me giré y era el mismo hombre que me dijo que había conseguido entrar a la academia de FBI.
-Veo que tienes talento, Gregorio- me dijo con su voz gruesa.
-Ah, ¿pero quién es este?- le pregunté.
-Es Richie, nuestro ratón de prueba, todos los que consiguen entrar a la escuela, les mandamos a Richie a su casa, para ver cómo se las apaña contra un supuesto ladrón. Richie actuará de forma normal, si te pega, te pega; si quiere dispararte, pues te disparará, es bastante difícil de superar esta prueba, pero tú no has tenido problema ninguno- dijo, al parecer con sarcasmo.
-Lo sé, señor, es que mire, estoy muy fuerte, sé que ser un agente del FBI es mi talento- dije muy confiado.
-No se chulee señor, más tarde cuando vayas a misiones de verdad, será más difícil y si te mueres no nos importará los más mínimo, hay agentes de sobra- me dijo.
Después de eso, sinceramente me dieron ganas de decirle “No quiero entrar ya, no me apetece mucho”. Pero bueno, intentaré no morirme.
Gregorio
Lunes, 12 de enero de 2647
Querido diario:
Nada interesante, solo gimnasio.
Gregorio
Martes, 13 de enero de 2647
Querido diario:
Hoy no fui al gimnasio, quería darme un día libre antes de empezar en la academia. Lo único que hice hoy fue comer, dormir, jugar a la nueve PlayRatón 56 y salir con amigos míos a jugar al fútbol. Por la noche, cené y me fui a cama justo a las 9:37 con 24 segundos (tampoco preguntéis); mañana tengo que madrugar, bueno este fue mi día.
Gregorio
Miércoles, 14 de enero de 2647
Querido diario:
Hoy fue el peor día de mi vida, sin duda alguna, hoy fue el día en el que más triste me puse, hoy fue el día en el que….que….me despidieron de la academia. Os contaré cómo…
Me levanté muy ilusionado, con una energía y unas ganas inmensas de ir, por fin, a donde siempre había querido ir: a la Academia de FBI ratonil.
Cuando ya estaba preparado para salir de casa, oí la puerta petar.
-Qué raro que llamen a estas horas- me dije.
Abrí la puerta y me encontré con…. el guardia este que viene a mi casa.
-¿Viene a llevarme a la academia?- le pregunté.
-No -dijo muy serio.
-¿Entonces?- le pregunté otra vez.
-Vengo a sacarte de la academia. Mire, le voy a contar una cosa: usted, señor, había sido el último integrante, pero justo alguien se presentó y, bueno, le dejamos hacer las pruebas. Cuando las hizo, nos dimos cuenta de que daba mil vueltas a todos los ratones participantes, incluso a mí, como usted fue el último que entró, y entró de milagro, porque todos los que se habían presentado con usted era penosos, pues decidimos reemplazarle por alguien más fuerte. Mire señor, usted no es nada, no tiene fuerza, no tiene nada, cuando derribó al supuesto ladrón, no tuvo problema porque no era nada ese hombre, no era nada como usted, lo primero que haría al ir a una misión sería morir - terminó al fin casi sin aliento.
Cerré la puerta, ya me daba igual todo, pero, de repente, oí un grito de dolor. Me giré, y ahí estaba la mano del guardia, estrujándose entre la pared y la puerta. Sin querer, había cerrado la puerta sin darme cuenta de que la mano del guardia estaba ahí.
-Saca la mano, por favor- dijo entre un grito de dolor.
- Creo que no, ahora no, tienes que aprender tu lección, nunca arruines la vida de alguien, nunca, cuando la aprendas pues te sacaré, bueno mejor no, ahí te quedas, queso maloliente- dije riéndome.
Un saludo, diario.
Gregorio
Gorka 1º ESO B