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El final de las Brujas de Iago.


La señora Jenkins se puso muy contenta por ver a su hijo Bruno después de un tiempo y por eso lo cogió y le dio un abrazo y un beso, al igual que a su padre; luego su padre le dijo que se iban a ir a su casa a estar más tranquilos en vez de estar en un hotel lleno de ratones moviéndose y asustando a todo el mundo que estaba en el comedor. Pero Bruno se quería quedar conmigo y la abuela porque se lo pasaba muy bien pasando aventuras muy emocionantes juntos, así que los padres de Bruno decidieron quedarse dos días más. Bruno se puso como loco y empezó a correr por todo el hotel.


A los 15 minutos, vino control de plagas a recoger a todos los ratones, o sea, a las brujas y Bruno y yo preguntamos si podían acompañarlos hasta el cuartel para visitarlo. El chico nos dejó y fuimos en el asiento de atrás acompañados de dos jaulas de ratones a reventar; al llegar allí les dijeron que ya no podían entrar porque iban a hacer experimentos con ellas y les dijeron que aguardaran en la sala de

espera mientras para llevarlos de nuevo al hotel.


Cuando llevaban una hora esperando, escucharon un ruido muy fuerte en la sala donde estaban experimentando con ellos y a los dos minutos escuchamos unas cuarenta personas corriendo hacia nosotros. A los diez segundos vimos corriendo a los ratones intentando escaparse como locos; detrás de ellos venían los de control de plagas intentando cogerlos, pero fue imposible porque los ratones somos muy rápidos y los señores que corrían detrás de ellos no eran lo suficientemente rápidos para cogerlos; al final las brujas se salieron con la suya y fueron libres.


Iago 1º ESO B

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