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La otra pócima.

Inmediatamente después de llegar a casa, la abuela me dijo:

-Bruno, es necesario que te diga que, por desgracia, los ratones aunque tengan todos los cuidados del mundo no viven demasiado, o por lo menos no tanto como lo haría un humano.

-Pero abuela -le respondí atemorizado- dime cuánto en concreto.

Mi abuela, se quedó paralizada unos instantes, pero luego al fin me respondió:

- La verdad es que solo viven alrededor de tres años.


Yo no sabía qué decir... ¿En serio me quedaban solo tres años de vida? ¡No me lo podía creer! Pero se me ocurrió una idea.



-Abuela, creo que tengo una idea, ¿y si hacemos una poción que me vuelva a transformar en un niño? Sé que es una idea un poco arriesgada, pero podría funcionar.


-La verdad -dijo mi abuela- no veo otra posibilidad, ya que fuiste transformado con magia solo la magia te devolverá a tu forma original.


Y así hicimos, mi abuela se puso manos a la obra para preparar una pócima que me convirtiera de nuevo en niño.


Un mes después la pócima ya estaba lista y yo me la bebí, en un principio no hizo nada pero pasados tres años nada sucedió, ni a los cinco y ni siquiera diez años después...


Diego 1º ESO A

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