top of page

Mi final para las Brujas.


—¡AH! ¡UN RATÓN!— La señora Jenkins comenzó a gritar en cuanto la abuela les entregó a Bruno.

— Señora Jenkins, ¿está usted bien?— Le preguntó mi abuela al verla tan asustada. Apenas tuve tiempo de reaccionar al ver como de un momento a otro la señora Jenkins se desmayaba frente a nosotros.

— ¡Mire lo que acaba de hacer! — El señor Jenkins, más furioso que antes, le gritaba a mi abuela como si ella tuviera la culpa de que la señora Jenkins se hubiese desmayado.

— Yo no le hice nada, ella simplemente se desmayó. Además, tendrán que aprender a convivir con un ratón y hacer algo con ese gato suyo. Ahora si me disculpan, me voy.

Cuando pensé que mi abuela volvería a la habitación, dio la vuelta y se encaminó hacia aquel grupo de ratones.

— Usted es la gran bruja, ¿cierto?— Mi abuela agarró un ratón de los que había y, tras mencionar esa pregunta, salió del comedor para subir a su habitación.

— Al igual que tiene pociones para convertir niños en ratones, debería tener algo con efecto reversible, ¿o me equivoco? Simplemente quiero esa otra pócima.— Tras decir eso, la bruja debió pensar que si le llevaba la poción, le dejaría tomar una dosis.


Mi abuela dejó a la Gran Bruja en el suelo y esta corrió a por unas botellitas. Eran dos, una más grande que la otra. Escuchamos gritos, y algo acercándose a nosotros. Era Bruno, que se había escapado de su madre, que había intentado pisarlo.

— ¿Podría quedarme con vosotros? No quiero estar con mi familia.

— Solo si dejas de comer tanto— dijo mi abuela.

— Me parece bien— contestó Bruno.

— Pero siento decirte que solo tenemos una dosis para convertir de nuevo en humano— dijo mi abuela.

— No me importa, prefiero ser un ratón.

— En realidad hay tres dosis, la botella grande trae una de más— dije yo

— Cielo, déjamelo a mí— contestó mi abuela. Después de decirme eso, me dio a mí una dosis y le dio a la gran bruja la botella grande. Esta empezó a encoger hasta desaparecer.

— Supongo que ya está— Le dije a mi abuela, ya había vuelto a ser humano mientras veía cómo desaparecía la Gran Bruja.

— Hijo, ¿no has encogido un poco? Antes de ser un ratón no eras tan pequeño— Dijo mi abuela, sosteniendo a Bruno en su mano, que miraba fascinado la escena.

— Mejor, volvamos ya a casa, hace varios días que no estamos en Noruega y este calor me esta matando, espero que no seas muy friolero, Bruno— Dijo mi abuela. Y así volvimos a Noruega.


La vida aquí no ha cambiado mucho, pero sí hubo cosas que cambiaron. No he vuelto a ver a una bruja y cuando conté lo que me había pasado en las vacaciones a mis amigos, se quedaron alucinando. Ahora me llevo muy bien con Bruno, es mi mejor amigo. Siempre estoy deseando volver a casa del colegio para estar con Bruno y con mi abuela. Pero que quede claro, no pienso volver a Inglaterra.

Sofía 1º ESO A

15 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page