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Mi regreso a casa.


Ahí fue el momento en el que a las brujas les empezó a salir pelo y a encogerse, ¡SE ESTABAN CONVIRTIENDO EN RATONES! Yo seguía observando desde su bolso. Fue muy divertido ver cómo se convertían, y a la vez placentero; esa fue mi venganza... más o menos.


Las brujas empezaron a cantar aquella cancioncita, que cantaban en su reunión y a decir: ¡oh, dios!, te sale pelo, estás encogiendo, tengo cola…

Y frases así del estilo; de hecho, la gran bruja empezó a decir, “atraparemos y destruiremos al culpable de esto.


Con todo el mundo corriendo y gritando, las brujas empezaron a corretear por todo el comedor. Imagínate cómo unas 40 brujas convertidas en ratón corriendo y, em, como se llame el ruido que hacen los ratones, acompañadas de unas 100 personas que todas estaban asustadas por ver, por ejemplo, un ratón dándose un baño en tu puré de guisantes o comiéndose tu asado.


Mi abuela nos cogió y nos llevó de vuelta a nuestra habitación; muy nerviosa dijo: “increíble, no solo hemos convertido en ratones a todas las brujas de Gran Bretaña, si no que hemos convertido en ratón también a la gran bruja”, suspiró y no dijo nada más.


Después de eso, mi abuela me cogió y me llevó de nuevo a nuestra casa, nada volvió a la normalidad porque yo sigo siendo un ratón; una semana más tarde, volvió a empezar el colegio. Yo no fui clase, aunque a parte de eso todo se hizo normal, me acostumbré a ser pequeño, a la cola y a todo lo demás.


Brais 1º ESO B

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