top of page

Un final que se esperaba.

La señora Jenkins berreó todavía más fuerte. El señor Jenkins, al ver a Bruno apoyado sobre su mano, lo tiró sin pensar donde estaban las brujas, pensando que era un ratón del montón y se fueron corriendo del hotel.


Bruno volvió con la abuela y se apoyó en su mano.


-Bueno niños, acabemos con estos ratones asquerosos y espeluznantes -dijo la abuela.



La abuela cogió un cucharón muy grande que había en la cocina y los niños cogieron unos cucharones normales. La abuela y los niños fueron a por los ratones y empezaron a pegarles con sus “armas”. Las brujas conseguían a veces dar arañazos a los niños y a la abuela, pero ellos eran más poderosos con sus cucharones.


En medio de la pelea, apareció de repente una rata enorme, con grandes garras y sucio pelo. Su cola era larga y escamosa y de sus colmillos afilados salía una saliva azul, parecía hambrienta. Los niños y la abuela la reconocieron fácilmente: la Gran Bruja. Esta se abalanzó sobre los niños y empezó a arañarlos, todos los presentes se fueron corriendo al ver aquella situación. La Gran Bruja arañó tanto a los pequeños ratones, que los dejó tirados en el suelo llenos de heridas. La abuela estaba llena de rabia, que logró dar un golpe muy fuerte a la asquerosa rata, espachurrándola contra la pared.


La abuela se dirigió a donde estaba la rata y le siguió pegando y pegando hasta que quedó prácticamente aplastada, con la marca de la cuchara en su cabeza. La Gran Bruja cayó al suelo, la abuela la había derrotado, pero eso no era todo, había muchos ratones por derrotar; poco tiempo después la abuela acabó con todos. Ella se acercó a los dos niños y los intentó reanimar, los pequeños ratones se despertaron y se colocaron uno en cada hombro de la abuela.


-Abuela, ¿has acabado con todos los ratones?- preguntó el ratón.


-Sí, ha sido un poco difícil, pero lo he conseguido. Oye, ¿y Bruno?- contestó la abuela.


Como era de esperar Bruno estaba en la cocina zampándose todo lo que veía a su alrededor; la abuela se acercó a él.


-Bruno, tus padres se han ido del hotel y dudo que vayan a volver, te tendrás que quedar a vivir conmigo, supongo...- le dijo la abuela.


-Me da igual, con que tengas comida...- le contestó Bruno.


La abuela y el niño se rieron.


Tres días más tarde ya estaban todos en casa. La abuela estaba contándole a los ratones más historias sobre la horripilantes brujas, incluso hicieron una propia historia, todo lo que acabas de leer surgió un día en una casa de Inglaterra, que dos ratones y una anciana empezaron a escribir sobre una historia que les sucedió, a la que llamaron “Las Brujas”.


Gorka 1º ESO B

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page